Fotografiar niños puede ser un proceso alegre y gratificante, pero también es un desafío único, hay mucho en qué pensar cuando se trata de fotografiar niños.
La belleza de fotografiar niños es capturarlos tal como son, y muchas de las mejores tomas suelen ser improvisadas.
Los adultos tienden a proyectar lo que quieren que creas que son, los niños sin embargo siempre son honestos y se sienten cómodos consigo mismos, carecen de esa autoconciencia quemás tarde desarrollamos como adultos.
Los niños no suelen fingir sus emociones, lo que hace que sus retratos destaquen, el fotógrafo debe estar preparado para los momentos sinceros, ya que los niños se fotografían mejor cuando están sonriendo o jugando de manera natural.
Cuando fotografío niños, siempre intento relajarme y convertirme también un poco en una niña... soltarse, bromear e intentar hacerlos reír es siempre una maravillosa estrategia con ellos. Sin duda captar la atención de los niños forma parte de la mágia de la fotografía que se esconde tras cada clic.